Las colillas no desaparecen por arte de magia
Las colillas no se deshacen por arte de magia. Estos
pequeños restos de cigarro tampoco van a desaparecer cuando un fumador
los lance al suelo. De hecho, tardan en disolverse entre dos meses y 10
años. Así de longevas son. La explicación es simple, y es que a pesar de que su apariencia engaña a
cualquiera y hace creer que son biodegradables, en realidad están
fabricadas con hidrocarburos y acetato de celulosa, que se deriva del
petróleo.
Además, cada una está recubierta con dos
sustancias plastificantes que se utilizan para que el cigarrillo
mantenga esa forma cilíndrica.
El problema no se queda en las aceras; por el contrario, tienden a
transportarse a las alcantarillas, y de ahí a las corrientes pluviales. Las colillas de cigarro son uno de los principales residuos que contaminan nuestras
playas.
Por cada colilla arrastrada hasta ríos o mares, se contaminan dos litros de agua.
“Los filtros y los cigarros, al entrar en contacto con el agua, la
contaminan con sustancias tóxicas como nicotina y alquitrán, así como
metales pesados como plomo, arsénico y cianuro”, comenta Giovanna
Longhi, de la asociación Terra Nostra.
“Al ingerir
los animales el agua contaminada o las colillas, pueden sufrir
enfermedades e incluso la muerte, si consumen mucha nicotina”, agrega,
asegurando que las colillas son halladas en los estómagos de especies
marinas, aves y tortugas, producto de que confunden tales materiales con
alimento.
En otros casos, las colillas
pueden generar incendios forestales, cuando se quedan encendidas.
Mientras no se apaguen, además, se seguirán liberando los contaminantes
que tiene el cigarro.
Si fumas, intenta no hacer más daño del que ya te haces a ti mismo. Muchas gracias.
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