Párate y piensa: el agua


El agua no es sólo un servicio público. El agua da origen a la vida; es la base de los ecosistemas, es fuente de desarrollo, nos provee de salud e higiene, hace posible la producción de alimentos y los procesos industriales ... Tenemos la mala costumbre de no pararnos a reflexionar sobre la importancia que tiene este recurso en nuestro día a día, ni de dónde viene el agua que llega cada día hasta nuestros hogares, o si el acceso para todos los ciudadanos es equitativo.
La realidad es que no todos podemos usar el agua ni en la misma cantidad ni calidad. El grado de superpoblación de algunas ciudades hace cada vez más difícil garantizar el abastecimiento de agua. A esto se suma el problema de la contaminación que se extiende como una plaga a nivel mundial. La contaminación de los recursos hídricos genera enormes problemas en los ecosistemas acuáticos, que acaban repercutiendo en todo el resto de los ecosistemas y, evidentemente en la salud humana. Entre los principales contaminantes, se encuentran:
  • Organismos vivos o muertos
  • Organismos patógenos (productores de enfermedades)
  • Nutrientes (nitratos y fosfatos)
  • Metales pesados (como el plomo, el cadmio o el mercurio)
  • Aceites y grasas (vegetales e industriales)
  • Pesticidas
  • Petróleo
  • Sustancias radiactivas
  • Calor

Entre las principales fuentes de contaminación, destacan:

  • Residuos tirados por los desagües
  • Desechos agrícolas y ganaderos arrastrados a los ríos y/o aguas subterráneas
  • Desechos de actividades industriales y mineras
  • Vertidos de petróleo (en el mundo se producen anualmente más de 9.000 vertidos de varias toneladas de petróleo al mar)
El agua es que es un recurso que se da por sentado en muchos lugares, sin embargo, en la actualidad, 1.500 millones de personas en el mundo carecen de acceso a agua potable, a las que se suman otros 2.600 millones que carecen de acceso a sistemas de saneamiento adecuado.
En lugar de tomar medidas para la prevención de la contaminación de los recursos hídricos, a menudo se recurre contrarrestar ésta mediante la cloración del agua, incluso hasta niveles tan perjudiciales para la salud como los de la propia contaminación.
Párate y piensa: no contamines el agua. Y no la derroches.

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